lunes, 2 de febrero de 2009

Quitar el pañal, cuando y cómo.


Dejar el pañal representa para los padres un hito en el desarrollo de sus hijos tan importante como empezar a caminar .
Es por eso que los padres que tenemos hijos en la “época” de dejar el pañal sentimos cierta ilusión ( o más bien impaciencia) de que esto ocurra cuanto antes, si bien nos suelen surgir dudas entorno a cuándo será el momento adecuado, cómo saber si está preparada/o…
Y es que controlar esfínteres es más una cuestión de madurez neurológica y mental que un hábito que se pueda aprender. Además tiene un componente psicológico muy grande (cuando tenemos pánico, dejamos de controlar esfínteres, por ejemplo), y no conviene agobiar ni precipitarse.
Lo que sí podemos hacer por nuestros hijos es acompañarlos en este momento de desarrollo y por supuesto animarles, una vez que sepamos que están preparados para hacer sus cositas en el orinal.
He aquí algunas pistas que pueden ayudarte a saber cuándo es el momento oportuno:
1.- El niño o la niña ha de saber nombrar el pis, la caca, y varias partes de su cuerpo, incluido el culete.
2.-A menudo le vas a cambiar el pañal a las dos horas o más del último cambio y sigue seco.
3.- Muestra interés cuando los mayores vais al aseo.
4.- Es capaz de bajarse la ropa interior y los pantalones.
5.- A menudo no quiere ponerse el pañal, o se lo intenta quitar.
6.- Cuando está muy mojado/a o tiene caca, te pide que le cambies.
7.-Reconoce cuándo está haciendo pis y caca.
Si las frases anteriores describen a tu hija/o, quizá sea una buena idea comprar un orinal y explicarle dónde puede hacer el pis y la caca, si ya no quiere llevar pañal. La motivación del niño es fundamental, si muestra rechazo, es mejor esperar un poco más.
Por otro lado, tampoco hay que esperar que funcione a la primera. Debemos dejarles claro que no pasa nada si pasados unos días tenemos que poner el pañal de nuevo, y verlo con normalidad, al fin y al cabo unos meses arriba o abajo en este asunto no van a tener ninguna trascendencia en el resto de su vida ¿Por qué entonces agobiarlos a ellos y agobiarnos nosotros?